lunes, abril 07, 2014

Arrepentimiento – Capítulo 4

Más de alguna vez, me he perdido, por diversos motivos, y también porque mi sentido de orientación no es muy bueno. En aquellas ocasiones, he sentido frustración de no saber dónde estoy y cuál es la dirección que debo tomar. Recuerdo una vez en particular, que me desorienté a la salida de una estación de metro, además de sentir frustración, tuve miedo, porque era de noche, el lugar era muy oscuro y un tanto tenebroso. Quizás, el lector, alguna vez se ha perdido y compartirá conmigo, que estas sensaciones, no son muy agradables. En la primera carta de Pedro en el capítulo 2, versículo 25, nos compara con ovejas perdidas y desorientadas, cuando estábamos en pecado. El señala que estábamos perdidos, errantes, extraviados. No sabíamos dónde ir, qué dirección tomar.

Porque vosotros erais como ovejas descarriadas...” 1 Pedro 2:25.

Todos hemos estado en esta situación de pecado, extraviados y perdidos del redil de DIOS.

por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3:23.

Nuestro DIOS, misericordioso, nos ofrece salvación, ofreciendo a su propio Hijo, para que pagara lo que nos tocaba a nosotros pagar por nuestra maldad y pecado.

Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;” 1 Pedro 3:18.

Al arrepentirnos de nuestros pecados y ofensas al DIOS vivo, lo que estamos haciendo, es tomar el ofrecimiento de DIOS, reconocer que su Hijo Jesucristo ha padecido en nuestro lugar ,y en consecuencia, regresamos a su rebaño, hemos vuelto al cuidado del buen Pastor.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;” Juan 1:12.

Si aún, sientes que estás sin dirección, perdido o confundido, ve a tu cuarto, cierra la puerta, arrodíllate y confiesa tus pecados y ofensas, revela a tu creador, aquellos desvíos que has tomado en tu vida, y pídele que te ayude a superar completamente, esa vida errada, que quieres ser pastoreado por su Hijo Jesucristo, que te permita descansar en los delicados pastos y que fluyan de tu corazón, esa agua viva que ha prometido para quienes lo aman. Ten Fe. Él inclinará su oído, escuchará tu clamor e iniciará un cambio en tu vida, y volverás al redil, con tus hermanos.

De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” Juan 5:24


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