martes, julio 31, 2012

Clama a mí, y te responderé.


"E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás."
Salmos 50:15.

¡Esta es una promesa verdadera!

Una ocasión de urgencia: "el día de la angustia." Si hay poca luz al mediodía, y cada hora parece más negra que la anterior. Entonces, esta es la promesa para ese tiempo, está escrita para el día nublado.

Un condescendiente consejo, "Clama a mí." No deberíamos necesitar la exhortación: debería ser nuestro hábito constante durante todo el día y todos los días. ¡Qué gracia tiene la libertad de invocar a Dios! ¡Qué sabiduría para hacer buen uso de ella! ¡Qué tontería de ir corriendo a los hombres! El Señor nos invita a poner nuestro caso ante Él.

Un estímulo tranquilizador: "Te libraré" Sea cual sea el problema, el Señor no hace excepciones, promete una completa, segura y feliz liberación. Él trabajará por nuestra salvación con su propia mano. Creemos que es así, y la fe en el Señor, honra.

Un resultado final: "y tú me honrarás" ¡Ah!, eso lo haremos abundantemente. Cuando Él nos haya librado, en voz alta lo alabaremos, y como estamos seguros de que lo hará, vamos a empezar a glorificarlo desde ya.

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